REPORTAJE
Un reportaje es un relato informativo
extenso que incluye las observaciones personales y directas del
periodista. Generalmente, el reportaje va acompañado de información
gráfica.
Para hacer un reportaje debes seguir el
siguiente esquema:
- Introducción al tema que se va a tratar, con un lenguaje atractivo, interesante y directo.
- Desarrollo amplio del contenido. El reportero da su opinión personal sobre el hecho, analizándolo, describiendo los detalles y ofreciendo una visión de carácter general.
Al redactar el reportaje hay que tener
en cuenta una serie de técnicas:
- Conocer claramente los hechos o el tema que sirve de base al reportaje.
- Buscar información para dominar el tema totalmente.
- Hacer un esquema de las principales ideas que se quieren exponer.
- Escribir los primeros párrafos intentando llamar la atención del lector, de forma que el relato resulte atractivo y sugerente.
- Desarrollar el tema con absoluta objetividad, procurando que no decaiga el tono del relato.
- Adoptar las cualidades propias del buen reportaje: exactitud, precisión, sencillez, naturalidad, ritmo, color, corrección y propiedad.
EL SOLITARIO GEORGE
A ratos sonríe, cuando
recuerda algunas de las anécdotas que vivió con el Solitario
George. Pero solo son instantes, pues la consternación es más
fuerte y Fausto Llerena casi se quiebra al hablar de la muerte de la
famosa tortuga de Galápagos, acaecida el pasado domingo. Fue él,
cuando ingresó, como todos los días, al corral de George a las
08:30 que lo halló muerto.
Dice que abrió la puerta
y que desde ese instante percibió algo anormal. George no fue a
darle la rutinaria bienvenida. La tortuga, cuando escuchaba la puerta
del corral y lo veía, alzaba la cabeza y caminaba hasta él, a paso
lento, pero firme.
En esta ocasión, lo
encontró con la cabeza tendida en el piso cerca del bebedero,
inmóvil. Asegura que se sorprendió porque era aún muy temprano
para que George esté en aquel lugar, como para tomar agua, pues a
esa hora, más bien, debía estar por el sector de las plantas, donde
pasaba la noche.
“Le dije: ¿Aún sigues
dormido? Lo toqué, lo moví. No respondía”, relata, mientras
esquiva la mirada y la dirige hacia el corral. Llerena fue parte de
la expedición que encontró a George, en marzo de 1972 en la isla
Pinta. Y desde ahí se formó una especie de lazo inseparable, mucho
más desde 1983 cuando se hizo cargo en forma total del cuidado de la
tortuga.
Detalla que en el momento
en que lo vio inmóvil sintió un intenso escalofrío. Se quedó
perplejo. No se avergüenza en decir que lloró dentro del corral y,
aunque la muerte no estaba certificada, él ya la asumía. Pero,
asegura, después de un momento reaccionó, pues tenía que dar esa
noticia a las autoridades del Parque Nacional Galápagos (PNG), donde
él trabaja desde 1971.
Ahora, más calmado,
Llerena entiende el dolor que sintió en ese momento. Cuidaba no solo
a un animal en peligro de extinción, al último de la especie
Geochelone Abingdoni, sino a una tortuga que le dio tantas ilusiones
como también desilusiones, cuando fracasaba su posible reproducción.
Se trataba de un ejemplar que concentraba la atención de los
científicos del mundo; de un George al que lo consideró como a uno
de sus hijos predilectos.
“Pareciera que uno no tiene sentimientos por un animal pero sí se
tiene. Al menos cuando uno es tan allegado a él, uno se encariña
mucho”, refiere Llerena, de 73 años y oriundo de Pelileo,
Tungurahua.
Quizás por ese
sentimiento nunca buscó la manera de jubilarse años atrás. Pero no
lo hizo porque –afirma– tenía no solo un trabajo sino una
responsabilidad familiar. “Uno nunca se deshace de sus hijos”,
resume el hombre, quien insiste que a George lo amaba como a hijo.
Pero ahora con la
muerte de George, dice que no se resistirá a la jubilación. Siente
que prácticamente ha cumplido con su deber. Y si le llega ese
momento, su plan es quedarse a vivir en las islas.
Cree que las otras
tortugas de la reserva que estaban a su cuidado vivirán tranquilas
sin su presencia, pues solo George lo ataba, porque consideraba que
la tortuga dependía de él. Y, paradójicamente, sus ganas de
trabajar en el PNG también dependían de George. Ahora cree que
después de muerto, George seguirá siendo la atracción.